MARUJAS EMPRENDEDORAS

 

El 12 de octubre de 2012 me quedé sin trabajo.

MI MARUJA: ¡Pues habrá que pedirle cuentas a la Virgen del Pilar, nena!

Como iba diciendo, el 12 de octubre de 2012 me quedé sin trabajo y desde entonces, además de CRISIS, PARO, COSA (Ya sabéis… ¡la COSA está muy mal! Tan mal que nadie se atreve a llamarla por su nombre y prefiere llamarla COSA), LONDRES (con tanta movilización exterior ya tengo más amigos viviendo allí que en España) y MIERDA (no hace falta que explique el porqué), la palabra que más he escuchado en todo este tiempo es…

MI MARUJA: ¡Don Limpio!

YO: No

MI MARUJA: ¡Mercadona!

YO: Noo

MI MARUJA: ¡Mistol!

YO: Noooooooooooooooooooo

MI MARUJA: Bueno… tampoco hay que ponerse así. ¡Relájate, guapa!

La palabra qué más he oído en todo este tiempo es: EMPRENDER

Emprender mola. Es guay. Emprender te quita las canas y la celulitis, le da lustre al cutis y te pone los ojos color Azul Mar Menor. Emprender te pone el pecho terso y a la altura de la campanilla, y, además, te deja el cuerpo en una talla 38.

MI MARUJA: ¡Uuuuuuuuuuuuh. La 38 dice. Si yo eso no lo he usado en la vida. Ni cuando hice la Primera Comunión. El único 38 que uso es el del zapato!

YO: ¡Tranquila, Maruja. Bienvenida al Club!

Emprender es la solución a todos nuestros problemas.

MI MARUJA: ¿Se te gastan los yogures, emprendes y tó arreglao?

YO: Sí, algo así. O eso quieren hacernos creer, pero vamos a echar un vistazo a la RAE.

MI MARUJA: ¡Porno no, eh! Yo no veo marranerías.

 

Dice el diccionario de la RAE que emprender es “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”

Y añade, además, que un EMPRENDEDOR es alguien “Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”

MI MARUJA: ¡Anda! Pues yo tenía entendido que eran señores estupendos, con gomina en el pelo y camisetas con un caballo.

Sumando todas las palabras de ambas definiciones da un total de 23 palabras. De ellas, sólo hay 4 que imponen: DIFICULTAD, PELIGRO, DIFICULTOSAS y AZAROSAS. Pero el Diablo, ya se sabe, está en la letra pequeña. En este caso está en esas cuatro palabras ligadas a cada fracaso empresarial. Si hacemos una sencilla operación matemática podemos decir que el 17% de esas 23 palabras da MIEDO. O, si no miedo, al menos da respeto. Es sólo un 17%, pero es una cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que en España el 80% de las Pymes fracasa antes de los cinco años, según me confirman desde ATA (Federación nacional de trabajadores autónomos) Pero, ¡tranquilos!, emprender mola. Ser emprendedor es guay, lo dicen los americanos, y es lo que debemos hacer los seis millones de parados que hay en España.

MI MARUJA: ¡Emprender es una hermosura!

Eso es, Maruja, lo vas pillando. Y vosotros, lectores –parados o no-, repetid conmigo mientras leéis este post: emprender es guays. Yo emprendo, tú emprendes, él emprende…

La cultura del emprendimiento está de moda. Es otra de las cosas que tratamos de importar de Estados Unidos. Para ser emprendedor o, lo que es lo mismo, empresario  puedes capitalizar el subsidio por desempleo. Eso significa que el Estado te da en un pago único toda la prestación que te corresponde. Es una de las posibilidades que hay, pero si ese dinero te lo gastas en montar una empresa, ¿cómo comes, cómo pagas la luz, el agua, la hipoteca, los seguros, el coche, el teléfono?

Sí, los parados somos tan derrochones y sibaritas que también tenemos teléfono y, encima, una casa donde vivir.

No. Qué no nos engañen. Emprender mola, pero les mola a los que animan a los desempleados a hacerlo: servicios de empleo y Administraciones Públicas, que no explican que sólo se puede hacer si tu cuenta bancaria o la de tu padre tiene más de cinco cifras. Una forma de deshacerse de la pesada carga que suponen los seis millones de parados. Un camino para expulsarlos del sistema de protección social sin billete de vuelta

MI MARUJA: Pues métanse ustedes su emprendimiento por donde les quepa.  

YO: Amén